lunes, junio 26, 2006

Comentario


SAN TELMO NOTICIAS

LA ACTUALIDAD Y LA CULTURA. DIRECTOR: MARIO A. DEFFIS
BUENOS AIRES, 26.06.2006.

LO QUE SE VA VIENDO EN JUNIO

Fotografía y Pintura: la Librería y Galería de Arte Fedro de San Telmo en éstos días presenta interesantes exposiciones.
La exposición de fotografías de Alex Fernández permanecerá abierta hasta el 2 de Julio. Hay que ir a verla para apreciar una serie de trabajos de altísimo nivel; y por lo cual felicitamos al artista y a la Librería Fedro de San Telmo por presentar una muestra de calidad. Carlos Calvo 578, San Telmo.


Alex Fernández: "Ferro"

Por Mario A. Deffis
El arte es así: se puede disfrutarlo a través del tiempo, se puede difundirlo por su calidad creativa, se puede entrar a él y observarlo sin preceptivas establecidas (por lo general). El arte, el verdadero arte, es confrontación, es interpretación, es discurso. Y siempre recordamos aquello de que en arte hay dos clases: el bueno y el malo.

OCASO XXI
Discurso del que lo crea, lectura que va surgiendo desde quienes observan e interpretan. Entretanto, afuera está el mundo que conforman los objetos, las ciudades, la naturaleza. Y desde su historia y su cultura, las ciudades hasta sugieren como una "invocación" de los seres que la habitan, o que la habitaron. Para presentar al artista que ahora nos ocupa podríamos recordar tantas pero tantas y valiosas teorías de Giselle Freund, a través de su libro "La Fotografía como documento social", verdadero y muy completo trabajo de análisis referido al acto de retratar al mundo, a su naturaleza, y a la vida de los seres desde tan diversos contextos sociales y culturales. Retratar a las cosas mismas, a las simples cosas de lo cotidiano. Aunque esta buena y muy significativa fotografía que muestra un aspecto de la realidad local basta y sobra para comenzar a presentar a su autor. Nuestras jóvenes generaciones presentan enfoques de una realidad cruda, por así decir una realidad a veces "impensada", o enfoques de una realidad que nos señala que no siempre las cosas son como parecen. Porque estamos hablando de la visión de la fotografía a través de las jóvenes generaciones que asoman por este siglo que recién comienza; generaciones que tampoco se dejan llevar por la construcción de un mero realismo, por un realismo en sí: "no se conforma"; obras de la espontaneidad creadora, pero que a la vez no caen en el efectismo de lo que no termina diciendo nada (o no quiere); no hay emoción, no hay posibilidad de relacionar, de desglosar... Y ya desde los años 80, en el mundo y en nuestro país asistimos a notables enfoques y trabajos de la fotografía que sacan a la luz segmentos de paisaje, generalmente paisaje urbano, de gran ciudad. También aparece el comunmente citado "interior" del país: las factorías abandonadas, el muro, el tacho, el basural. No es infrecuente, por cierto, -creemos que más bien es necesario- que nos hallemos ante manifestaciones del arte que van a hablarnos con crudeza respecto de la memoria de tiempos políticos y sociales como, por ejemplo, el caso de una cruenta dictadura militar que ensombreció a nuestro país en 1976.

POEMA DE LOS HIERROS
Entretanto, este trabajo que reproducimos, esta notable serie de fotos expuestas, tiene esa particular fuerza de la elocuencia que a nuestros años no deja de remitirnos a aquella Argentina trágica de las fábricas en ruinas, como ya recién aludimos: un muro, un sótano sombrío, el rostro de una criatura sorprendida por una cámara que le enfoca, envuelta en el paisaje de un terreno quebrado por los desperdicios de una gran urbe. Mientras escribimos esto, recordamos con emoción algunas secuencias -de los filmes del Grupo Cine Ojo, por ejemplo-. "Lugares -expresa entretanto el autor acerca de su muestra- que durante décadas de intensa actividad estuvieron poblados por trabajadores que mantenían en funcionamiento a un medio de transporte que conectaba a cientas de ciudades con Buenos Aires y su puerto (...). Memoria de pueblos que quedaron abandonados como las vigas y los rieles que yacen a mi alrededor. Vagones solitarios y desnudos. El fantasma en la máquina". En otras palabras: es necesario, siempre, que se nos recuerde acerca de la dignidad de las cosas públicas que son objeto de una destrucción indiscriminada y masiva, acción y efecto de las economías globalizadas que -como es en el caso de la Argentina desde los años 90- dirigieron y todavía dirigen una sistemática eliminación, así como se pretende -por otros medios, más sutiles, más sordos- eliminar a la misma subjetividad. La destrucción, el desguace de equipos de tracción y de vagones ferroviarios, la clausura y el abandono de estaciones ferroviarias son, por cierto, una realidad de muerte acerca de la cual tendrá que proseguir escribiénose otra historia "de la otra historia".

Vean ustedes: no habíamos visto la totalidad de la estupenda exposición que nos ocupa y ya "algo" descriptivo de esa foto de Fernández nos llevó a escribir una introducción -la locomotora abandonada- . En otros trabajos de esta exposición, el tratamiento de las superficies dominadas por el óxido constituye el tema central de esta serie que no dudamos en calificar de poética. Las texturas del hierro del olvido se asemejan a extensiones de tierra que se abren a la luz una y otra vez; como si emprendiéramos un periplo por ésos imaginarios territorios en donde, con intermitencia, con musicalidad, el discurso de la materia gira hacia lo abstracto. Las imágenes-mapas son vertiginosas. Y más allá de los (ciertamente frecuentes) encasillamientos teóricos. Vale la pena ir.

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